miércoles, 1 de junio de 2016

San Pablo

Hola a tod@s.

Hoy voy a presentaros a un personaje importantísimo en la historia de la Iglesia. Saulo de Tarso.

Si os digo Saulo de Tarso, seguramente no sabréis quien es, pero si os digo San Pablo la cosa mejor (o eso espero... jejeje).

Saulo era un mercader Judío que vivió en la época de Jesús, al tener la nacionalidad romana también tenía el nombre de Pablo. Tras la muerte de Jesús empiezan a formarse grupos de sus seguidores y Saulo se convirtió en azote de estos cristianos, que por aquellos días, vivían escondidos por miedo (y con razón), a que les atraparan y les mataran... un poco como pasa ahora en ciertos lugares, en los que se sigue persiguiendo y matando a los cristianos.

Pues en esas estaba Saulo, persiguiendo y matando a cristianos, cuando en un viaje a Damasco, según los Hechos de los Apóstoles "le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. El cayó en tierra y oyó una voz que le decía —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y él dijo: —¿Quién eres, Señor? Y él Respondió: —Yo soy Jesús, a quien Tú persigues. Pero Levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer...A pesar de que había abierto los ojos, no veía nada"

Saulo estuvo ciego durante tres días, hasta que un cristiano llamado Ananías le curó y le bautizó. En ese momento, Saulo se cambió el nombre a Pablo y comenzó a predicar por todo el mundo... bueno, por todo el mundo que se conocía en esos momentos, es decir... por la cuenca del Mediterraneo en la que se conformaba el imperio romano.


Es muy importante la labor de Pablo, ya que gracias a él el cristianismo se extendió por el imperio creando comunidades cristianas en Grecia, Asia menor, hasta llegar a Roma donde murió decapitado allá en el año 67 de la era cristiana.

Y eso que construir la Iglesia, en esos primeros años del cristianismo no fue nada fácil. En la segunda carta a los Corintios, Pablo nos narra algunas de las dificultades en su vida como Apóstol de Jesús:
“Cinco veces he recibido de los Judíos cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido flagelado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un Día he estado en lo profundo del mar.
Muchas veces he estado en viajes a pie, en peligros de Ríos, en peligros de asaltantes, en peligros de los de mi Nación, en peligros de los gentiles, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos; en trabajo arduo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en Frío y en desnudez


Pues aquí tenemos un ejemplo de sacrificio y constancia sin el cual la historia de la Iglesia no hubiese sido la misma. 

Los alumnos de 5º han hecho un trabajo de investigación y después un mural de los viajes de San Pablo.

Espero que os gusten.

Un abrazo
Gabi


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