miércoles, 17 de abril de 2024

Quiero recordar tu rostro, para que cuando te encuentre en el Cielo. Reflexión

Hoy en el grupo de maestros de Religión, una compañera ha puesto un texto que me ha gustado mucho por lo que significa. 

Y es que nos pasamos la vida buscando la riqueza y el poder, y a veces lo  más importante aparece cuando menos lo pensamos. Por no hablar, de que la riqueza está en dar la vida a los demás.

Espero que os guste.

Un abrazo.

Gabriel.

Quiero recordar tu rostro, para que cuando te encuentre en el Cielo, pueda reconocerte y agradecerte una vez más_
 
Cuando el locutor de radio le preguntó al multimillonario nigeriano  Femi Otedola,  en una entrevista telefónica, si podía recordar qué fue lo que lo hizo el hombre más feliz de la tierra.  Femi dijo:

"He pasado por cuatro etapas de felicidad en la vida y, finalmente, entendí el significado de la verdadera felicidad"

La primera etapa fue acumular riqueza y medios, pero en esta etapa, no obtuve la felicidad que quería.

Luego vino la segunda etapa, de recolección de objetos de valor y artículos, pero me di cuenta que el efecto era, también temporal, y el brillo de las cosas valiosas no dura mucho.

Luego vino la tercera etapa, la de conseguir grandes proyectos.  Fue entonces cuando tenía el 95% del suministro de diésel en Nigeria y África. También fui el armador más grande de África y Asia, pero, incluso aquí, no obtuve la felicidad que había imaginado.

La cuarta etapa, fue cuando un amigo me pidió que comprara ¡sillas de ruedas para unos niños discapacitados! Casi 200 niños

A pedido de mi amigo, inmediatamente, compré las sillas de ruedas.

Mi amigo insistió en que fuera con él y les entregara las sillas de rueda a los niños.  Me preparé y fui con él.

Allí les di estas sillas de ruedas, a estos niños, con mis propias manos.  Vi el extraño brillo de felicidad en los rostros de estos niños.  Los vi a todos sentados en las sillas de ruedas, moviéndose y divirtiéndose.

Era como si hubieran llegado a un lugar de picnic donde comparten un premio mayor.

Sentí VERDADERA alegría dentro de mí.  Cuando decidí irme, uno de los niños me agarró las piernas.  Traté de liberar mis piernas suavemente, pero el niño me miró a la cara y me agarró las piernas con fuerza. Me agaché y le pregunté al niño…
"¿Necesitas algo más?"
La respuesta que me dio este niño no sólo me hizo feliz sino que también cambió mi actitud ante la vida por completo.
Este niño me dijo… "Quiero recordar tu rostro para que cuando te encuentre en el Cielo pueda reconocerte y agradecerte una vez más."

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